simple realidad.

En el fondo, a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos venga encima, que pudimos con lo de ayer, y que podremos también con lo de mañana. Pero más en el fondo, sabemos que no es verdad. Porque ser fuerte no consiste en ponerse una armadura antirrobo, ni esconderse detrás de un disfraz; ser fuerte consiste en asimilarlo. En asimilar el dolor y en digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, se consigue con el tiempo. Pero como por naturaleza solemos ser impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino corto. Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobre todo disimular. Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa en verdad, esque estamos rotos por dentro. Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello, porque el simple hecho de pensarlo, hace que duela. Pero a veces, bueno... a veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte, bajar la guardia y darte una tregua. Está bien bajar la guardia de vez en cuando. No queremos hacerlo porque eso supone tener un día triste, uno de esos viernes que saben a domingo, un día de esos que duelen, de recordar y echar de menos. A los que ya no están, y a los que están, pero lejos. Sin embargo,  hay momentos que lo mejor que puedes hacer es darte una tregua. Poner tu lista de reproducción favorita, tumbarte en la cama y si hace falta llorar. Llorar todo lo que haga falta. Eso no nos hace menos fuerte, eso es lo que nos hace humanos.

789 km.

Voy de viaje, es un viaje como otro cualquiera... Bueno no, no lo es tienes razón. Estoy taaaaan emocionada, llevo esperando este viaje más de un año... Más de un año, más de 365 días, sin faltar ni uno hablando con esa persona, que tan especial es para mi, me da igual que vaya a estar un día, dos, 10, 15 minutos a su lado, me da exactamente igual, simplemente quiero oler su perfume, abrazarla, hablar con ella... Y en ese tiempo que esté ahí comérmela a besos, abrazos y de todas las formas que se puedan, siempre con amor. Bueno, ya estoy en camino, va a ser un largo viaje, está en la otra punta del país, en Asturias pero se que merecerá la pena. Son 789 km los que no separan, muchos lo sé, o pocos para otros, depende de quien lo mire. Pero en pocas horas serán pocos metros... ¡QUE DIGO METROS! no serán ni centímetros, estaré pegada a ella como nada.
Me despierto, todo fue un sueño.. Que decepción, se que será realidad.

Entonces cogí la moto con nostalgia, me encaminé hacia la carretera, me monté, arranqué el motor y me dirigí hacia algún lugar. No sabía hacia donde dirigirme, no quería estar en ningún sitio, solamente quería desaparecer, arriesgarlo todo e irme sin más, pero sabía que no era posible, no tendría fuerza de voluntad para hacerlo, por lo que sin más me encaminé hacia la playa.
Llegué a la playa, apagué el motor de la moto y fui hacia la orilla, a escasos centímetros del agua. Me puse a pensar en todo lo que me había pasado y porqué me había ido de ese sitio. 'Desearía estar ahora mismo con él' pensé en mi mente, hacía tiempo que no le veía bastante de aquella última vez, fue tan bonito, tan romántico tan... me quedé sin palabras para definir aquel día.
Empecé a tener frío, maldecí haber salido sin una chaqueta, pero en ese momento, no tenia fuerzas para pensar, solo quería huir de allí. En ese momento noté como alguien me ponía una chaqueta entre mis hombros, pensando que sería mi madre que me había seguido hasta allí y le dije sin más '¿Qué quieres?' entonces contestó 'Solo quería verte' , me di cuenta que era no era la voz de mi madre, era él, me di la vuelta, me levante de un salto y justo en ese momento, nos besamos.

happy.

+ ¿Me ayudas?
- ¿A qué?
+ A ser feliz.
- ¿Cómo puedo ayudarte en eso?
+ Siendo feliz tú.

-

Poco a poco pasan los segundos, los minutos, las horas, los días, los meses, los años.. y esque no veo el momento, no aguanto el tiempo que tengo que esperar para que vengas. Llevo esperandote desde que nací, llevo esperando toda mi vida a que tu vengas a mi, a que poco a poco nos enamoremos uno del otro. ¿Pero sabes que? Voy a seguir esperando, porque te quiero y porque se que merece la pena esperar... Solo si es por ti.

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Si estás mal, cuentas hasta diez, te relajas y vuelves a sonreír. ¿Por qué? Por esas personas que están ahí apoyándote, por esas personas que al fin y al cabo hacen que sonrías, por esas personas que día a día ocupan más lugar en tu corazón, por esas personas que entraron en tu vida sin tu darte cuenta, por esas personas que en tu vida son esenciales. Sí, se que esas personas pueden ser dos, tres o incluso una, pero merecen verte bien. Sí, también se que es difícil, pero día a día conseguirás hacerlo, y aprenderás que tienes que vivir la vida, y ser feliz, porque sabrás que te lo mereces.

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Si quieres conseguir tu sueño, nunca te canses de perseguirlo, porque acabarás por conseguirlo.